COMPLEJIDAD IRREDUCIBLE UNA PROPUESTA ALTERNA A LA TEORIA DARWINIANA.
COMPLEJIDAD IRREDUCIBLE ( The irreducible complexity )
La complejidad irreducible (IC según sus siglas en inglés) es un argumento desarrollado por el bioquímico Michael Behe para apoyar el diseño inteligente. Defiende que la organización de ciertos sistemas bioquímicos no sería explicable por una evolución gradual o por partes que sería incompatible con su funcionamiento; de ahí se deduciría que no se habrían podido formar por los mecanismos propuestos desde Charles Darwin. El argumento de la complejidad irreductible da una cierta interpretación de estos cambios, para explicar que el origen de la complejidad y el orden en la naturaleza serían la obra deliberada de un agente inteligente. Este argumento es una de las dos partes para explicar la teoría del diseño inteligente, la otra es la complejidad específica.
Contrariamente a los argumentos de los promotores del diseño inteligente, el consenso de la comunidad científica es que la complejidad irreductible no es ciencia sino creacionismo.
En sí, el argumento se basa en una interpretación parcial del darwinismo, específica del movimiento del diseño inteligente, que niega la existencia en la evolución de factores direccionales distintos de la adaptación, como las constricciones estructurales o las que afectan a los mecanismos de desarrollo, y que frecuentemente en la evolución una estructura cambia de función, lo que ocurre por pasos a través de estadios de doble función.
Aunque estas ideas casi nunca son aceptadas por la comunidad científica tienen aun así ciertas aplicaciones a las ciencias y muestran lo que para el pensamiento tradicional es el casi perfecto funcionamiento del cuerpo humano.
Definición
Michael Behe, creador del concepto, define un sistema irreducible como un “un sistema individual compuesto de varias partes bien coordinadas que interaccionan para desempeñar la función básica de este, de modo que si se eliminara cualquiera de esas partes dejaría de funcionar por completo”. - Darwin’s Black Box (La caja negra de Darwin) -. En otras palabras, es el nivel más sencillo en el que puede funcionar ese sistema. El argumento busca demostrar que los seres vivos debieron de haber sido manipulados a lo largo de su evolución para que su funcionamiento fuese el correcto, apoyándose en que desde una bacteria hasta un ser humano tienen partes en su organismo cuya eliminación evita que éste pueda funcionar. El ejemplo primordial de este argumento es el del flagelo bacteriano y el cómo, al ser éste una de las estructuras más simples, muestra ciertos indicios de ser parte de un diseño inteligente ya que la estructura química de este depende exclusivamente de cada uno de los enlaces en su estructura molecular. Aunque fue este el más importante de todos los ejemplos, más tarde estas ideas serían refutadas al demostrarse que el flagelo podía funcionar sin tener partes de su estructura química. Los otros ejemplos con los cuales se trataron de demostrar estas ideas fueron el funcionamiento de nuestro ojo y la coagulación de la sangre.
Historia
El concepto de Behe se desarrolló alrededor de 1992, en los primeros días de la Estrategia Wedge. Sus ideas fueron presentadas en junio de 1993, y fueron plasmadas en el libro de nivel escolar "Of Pandas and People", donde se revisó exclusivamente el capítulo 6, que hablaba de la coagulación y el origen de las proteínas.
La primer vez que usó el término complejidad irreductible fue en su libro de 1996 "La Caja Negra de Darwin", para referirse a ciertos complejos bioquímicos de las células. Él explica que la ciencia no puede explicar el desarrollo de algunos sistemas de complejidad irreducible”. Behe le da el crédito de dicha idea al filósofo William Paley, y sugiere que de ciertos de sus conceptos a sistemas biológicos es completamente original.
En 2001 Behe escribió "existe cierta asimetría entre mi actual definición de complejidad irreductible y el objetivo de la Selección natural. Espero reparar este problema en el futuro".
Fisiología
Coagulación
El sistema de coagulación en los vertebrados es un complejo sistema biológico, que es aparentemente una muestra de complejidad irreducible. Sin embargo la comunidad científica argumenta con evidencias el segundo principio de la evolución: "cualquier sistema no necesariamente necesita tener la misma función que el sistema ancestral del cual evolucionó", por ejemplo las aletas de los delfines tienen una función distinta a las patas de los mamíferos terrestres. Otro ejemplo es la complejidad del flagelo bacteriano, cuya estructura es muy compleja, sin embargo las similitudes de las proteínas que lo componen con otros sistemas de excreción celular es increíblemente similar, la adecuación, organización paulatina de dichas estructuras fue confiriendo otras funciones distintas a través de muchas generaciones, de un lento refinamiento de las estructuras que le fue confiriendo ventajas en el medio donde vivía, lo que fue gracias al proceso de selección natural, dichas estructuras no aparecen completas y de un solo golpe como el creacionismo lo propone (diseño inteligente), este modelo explicativo fue propuesto en el 2003 por Nicholas J. Matzke, modelo que ha sido verificado y comprobado por procesos experimentales, mediante análisis de proteínas y ADN, lo que deja sin argumentos a Behe.
El ojo
El ojo es bien conocido por sus características que se pueden relacionar con la complejidad irreducible. Este es tan complejo que su explicación según las teorías de Darwin sería muy complicada ya que la coordinación de las moléculas para poder percibir la luz y hacer que el cerebro la interprete es un proceso que tiene una complejidad muy vasta. A ese respecto, Darwin escribió:
Parece absurdo de todo punto - lo confieso espontáneamente- suponer que el ojo, con todas sus inimitables disposiciones para acomodar el foco a diferentes distancias, para admitir cantidad variable de luz y para la corrección de las aberraciones esférica y cromática, pudo haberse formado por selección natural. La razón me dice que, si se pudiera demostrar que existen muchas gradaciones, desde un ojo sencillo e imperfecto a un ojo completo y perfecto, siendo cada grado útil al animal que lo posea; si además el ojo varía ligeramente y las variaciones son hereditarias, como ocurre ciertamente; y si estas variaciones son útiles a un animal en condiciones variables de la vida, entonces la dificultad de creer que un ojo perfecto y complejo pudo formarse por selección natural, aún cuando insuperable para nuestra imaginación, puede apenas considerarse real. El modo en el que un nervio se hace sensible a la luz apenas debería preocuparnos más que el propio hecho del surgimiento de la vida, pero puedo recalcar que varios motivos me hacen sospechar que cualquier nervio sensible puede volverse sensible a la luz, y asimismo a las grandes vibraciones del aire las cuales producen el sonido.